Al hablar de la historia de un país, siempre es más difícil hablar de los acontecimientos más recientes. El siglo XX es uno de los siglos más importantes para la historia de España y no solo por ser el que más cerca nos queda, sino porque supuso un cambio radical en la historia del país cuyas consecuencias perduran aún hoy en día.
Como vemos en el curso de literatura, aunque literaria y artísticamente no sea así, el siglo XIX es un siglo de inestabilidad y declive para la historia política de España. Se abre con una guerra contra los franceses y se cierra con el desastre de 1898, la pérdida de las últimas colonias. La inestabilidad no se limitaba al plano internacional. A nivel interno, España proclama su Primera República, aunque esta dure muy poco tiempo. Tras este fallido intento de dejar atrás la monarquía, la casa de Borbón recupera el trono español: después de Isabel II, son reyes Alfonso XII y Alfonso XIII. El reinado del primero fue breve y se desarrolla íntegramente en el XIX y, por su parte, Alfonso XIII es el único rey de España durante la primera mitad del nuevo siglo.
El sistema político español se había convertido en una especie de democracia, aunque en la realidad operaba lo que se llamaba el turnismo: había dos partidos que entraban y salían del poder, sin que hubiera una gran diferencia entre los gobiernos de unos y otros. Además, el rey seguía siendo una figura influyente en la política nacional, por lo que la española era una democracia incompleta, atravesada por la corrupción en todas sus formas. Los episodios de pucherazos, es decir, de manipulación de las elecciones; y el caciquismo, la compra de votos por parte de los más ricos y poderosos, eran fenómenos muy corrientes.
La situación se fue volviendo cada vez más inestable, apareciendo incluso grupos terroristas que llegaron a atentar contra el rey. Alfonso XIII intentó “solucionar” la situación a través de la dictadura de Primo de Rivera, pero, evidentemente, fue inútil. Entonces, en 1931, hubo unas elecciones municipales y los partidos republicanos consiguieron la victoria, con lo que el rey, por miedo, se exilió. Se proclamaba así la Segunda República Española.
La República fue un periodo convulso. El intento de reforma del sistema político español encontró mucha resistencia por parte de algunos sectores de la población española, sobre todo las clases altas y la iglesia. La insatisfacción de una parte de la ciudadanía con las medidas que se toman desde el gobierno es patente: la revolución de Asturias, de 1934, da cuenta de ello.
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