En este episodio, vamos a reflexionar un poco sobre la sinonimia y a explicar la diferencia (o no demasiada diferencia) entre 10 pares de palabras. Ha sido una idea sugerida por uno de los estudiantes de la Academia (él mismo nos envió también las parejas de términos) y que seguro que te será útil también a ti como estudiante de español. ¡Vamos allá!
Aclaraciones
- Acepción: cada uno de los significados que tiene una palabra, en función de los distintos contextos en los que se puede utilizar. En el diccionario de la RAE (el DLE), que es el más importante en español, puedes ver que las acepciones están numeradas (1, 2, 3…).
- Sinónimos: palabras (o expresiones) que tienen un significado parecido o igual entre ellas. Ejs.: usar y utilizar.
- Antónimos: palabras que tienen un significado contrario entre ellas. Ejs.: feo y guapo.
¿Existen o han existido desde siempre los sinónimos absolutos, totales? De esto reflexionamos en la primera parte del episodio. Si tenemos en cuenta que una lengua intenta ser económica, pertinente, relevante, y aportar significados y semas, matices, con cada uno de sus términos, los sinónimos absolutos o totales suponen una rara avis. Es decir, no son un caso frecuente, aunque estén ahí. ¡Casualidades de la evolución de las lenguas! Una palabra que pierde sus otras acepciones con el paso del tiempo, que se ve “contagiada” por otra similar…
Veamos unas cuantas palabras que pueden generarte dudas en este respecto.
Pares de posibles sinónimos a analizar:
1. Quizá/quizás – igual (a lo mejor, es posible, es probable que, probablemente, posiblemente…).
Todas estas opciones se refieren a la posibilidad de que algo sea cierto u ocurra.
Centrándonos en el par de opciones por el que se nos ha preguntado (quizá(s) vs igual), hay que señalar que “quizá(s)” viene, originalmente, de “quién sabe” y la diferencia con respecto a “igual” reside en que este último es de uso coloquial.
Aparte de tener en cuenta que “igual” solo lo podemos usar en contextos informales (no en una reunión de negocios, por ejemplo), lo más importante para diferenciar todas estas formas de expresar posibilidad es saber si tenemos que usar indicativo o subjuntivo, en función de si queremos comprometernos con lo que decimos y declarar (indicativo) o, por el contrario, no comprometernos y no declarar (subjuntivo). ¡Echa un ojo al PDF de aquí abajo para tenerlo claro!
Ejemplos:
- “Quizá(s) voy/vaya mañana a ver el partido”.
- “Igual voy mañana a ver el partido”.
- “Es posible que vaya mañana a ver el partido”.
2. Lento – despacio.
“Despacio” suele ser usado como un adverbio (modificando, por tanto, al verbo: pensar despacio, hablar despacio, escribir despacio…), aunque también puede funcionar como una interjección en algunos casos: cuando queremos que alguien vaya más despacio y le decimos algo como “Despacio, despacio, que no te entiendo” (hablando) o “¡Despacio, hombre! ¿Es que nos quieres matar?” (conduciendo).
Por su parte, “lento” suele utilizarse como adjetivo casi siempre (ser lento/a, estar lento/a, sentirse lento/a…). Sin embargo, de forma algo menos frecuente, “lento” también puede funcionar como un adverbio para significar lo mismo que “lentamente” (acepción 7 de “lento/a” de la RAE).
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3. Sofá – sillón.
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4. Manejar – conducir.
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5. Lograr – conseguir.
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6. Vaso – cristal.
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7. Utilizar – usar.
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8. Tejado – techo.
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9. Similar – parecido/a.
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10. Duchar(se) – bañar(se).
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